El Experimento en la cárcel de Stanford. Cómo el entorno define nuestra conducta.

El Inicio

Si hay un tema que se ha mantenido siempre en la palestra del análisis es el concepto demaldad como parte intrínseca del ser humano. Sobre este tema, el Psicólogo Philip Zimbardo publicó el libro titulado “El efecto Lucifer: el porqué de la maldad”, donde presenta su experimento de la prisión de Stanford.


Este experimento se ha consolidado como uno de los estudios más relevantes en el ámbito de la Psicología, puesto que sus resultados rompieron paradigmas respecto a nuestra visión del ser humano y la influencia que recibe del entorno en cuanto a los roles a asumir y el nivel de responsabilidades.

 

Zimbardo se preguntó si una persona "buena" podría cambiar su forma de ser según el entorno en el que estuviese.

 

El investigador, entonces, se propuso responder a las preguntas: “¿Que hace que una buena persona actúe con maldad?, ¿Dónde está la línea que separa el bien del mal? y ¿Cómo el entorno tiene el poder de cambiar la conducta del sujeto?  ¿Algunos roles que asume el individuo pueden inclinarlo a niveles de maldad?  ”

 

Para esto, diseñó un experimento que más adelante se convertiría en un punto de referencia dentro del campo de la investigación en Psicología.

 

 Donde se realizó el experimento 


En 1971, en la universidad de StanfordCalifornia, se llevó a cabo uno de los estudios psico-sociológicos más impactantes del siglo XX, y que demuestra una vez más, como el ser humano es incapaz de prever su comportamiento cuando cambian las condiciones ambientales.

 

La prisión se construyó en un área de la universidad de Standford (en realidad el sótano del Departamento de Psicología de Stanford, que había sido transformado en una cárcel de aspecto muy real) y se contó con la colaboración de asesores expertos.

 

La armada de los Estados Unidos encargó este experimento al profesor Philip Zimbardo, ya que buscaban una solución que intentase estabilizar el control en las prisiones que había en aquella época. El experimento consistía en lo siguiente:

 

Sacó un aviso ofreciendo 15 dólares diarios a los voluntarios que estuviesen dispuestos a pasar dos semanas en una prisión falsa. 

 

Se publicó la oferta de trabajo  en un periódico local en el que se pedían participantes que, de forma voluntaria, quisieran someterse a la observación de los efectos psicológicos que se daban al convertirse en un preso o en un guardia de prisiones. 

 

Respondieron unas setenta personas al anuncio y se realizaron todo tipo de pruebas, tanto físicas como sociológicas, para descartar a las personas con inestabilidades, historiales delictivos o consumidores habituales de drogas que pudieran perjudicar la muestra.

 

El profesor Philip Zimbardo estaba interesado en saber de qué forma actuarían un grupo de individuos  en un contexto  donde la libertad está ausente; por tanto, desarrolló una simulación de un ambiente carcelario en las instalaciones de la institución educativa, para posteriormente, definir roles de  “presos” y “guardias”, a fin de evaluar su comportamiento. 

 

 Prof. Philip zimbardo

Prision de Stanford
Los seleccionados lo conformaban un grupo de 24 hombres saludables, con un cociente intelectual algo superior a lo normal y de clase social media. Se les dividió aleatoriamente en dos grupos sin hacer ningún tipo de distinción.

 

Eran los años 70, y la mayoría de ellos, buenos chicos hippies con hermosos  ideales, que luchaban contra un sistema que consideraban hostíl y que tenía por norma abusar del indefenso. 

 

De poder elegir preferían al preso antes que al carcelero. Las figuras de autoridad como policías y vigilantes de prisiones eran diametralmente opuestas a las creencias que defendían.

 

Asumiendo los roles de carceleros y reclusos

La simulación fue absolutamente real desde un inicio. Una mañana de agosto la policía irrumpió en las casas de los «presos» y se les acusó de atraco a mano armada, siendo detenidos en ese instante y llevados a la comisaria, donde, tras leerles sus derechos y tomarles declaración, se les volvió a introducir en el coche con los ojos vendados y fueron trasladados a la cárcel que se había creado en la universidad. 

 

Allí les esperaban los «guardias» para empezar con su trabajo. Aunque habían sido advertidos de que quedaba totalmente prohibida la violencia física, recibieron las siguientesinstrucciones por parte de Zimbardo:



Pueden producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, pueden crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, ustedes, yo, y de que no tendrán privacidad… Vamos a despojarles de su individualidad de varias formas. En general todo esto conduce a un sentimiento de impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno



Desarrollo del experimento

Este experimento tenía una duración inicial de 18 días en los que los guardias trabajarían por turnos en parejas pudiendo volver a sus casas y los presos permanecerían cautivos durante los 18 días que duraría el experimento. Ya estando en la  “prisión”, se les vistió como reclusos y se les cambió su nombre por un número de identificación al que debían responder en lugar de su nombre. 

 

Por su parte, a los guardias se les dotó de un uniforme, además de gafas de sol, a fin de fomentar su rol de figura de autoridad. 

 

La degradación a la que fueron sometidos los reclusos nada más llegar (se les quitó la ropa y se les roció con un spray desparasitario) empezó a afectar psicológicamente a los presos. 

 

Aparte de esto, se les enganchó una cadena al pie, para que en ningún momento se olvidasen de donde se encontraban. En un principio, eran dos grupos de 9, y había una pequeña parte de «reservas» por si era necesario que participasen. 

 

En un primero momento, los participantes, especialmente los presos, tomaron la situación como un juego, incapaces de tomar su rol por completo. 

 

No obstante, el grupo de carceleros, a fin de reafirmar su autoridad y lograr que estos se comportasen como se esperaba de ellos, empezaron a desarrollar recuentos rutinarios y controles carentes de justificación.

 

Comportamiento abusivo

Los recuentos a los presos realizados por los guardias a horas intempestivas de la madrugada, lo cual servía para descolocar psicológicamente a los presos y para intentar conseguir que respondieran y se habituasen a ser un número y no una persona. 

 

La poca seriedad con la que los presos se tomaban estos recuentos en un primer momento, fue el inicio de un catastrófico final. Se empezaron a realizar flexiones como castigo físico, que, aunque en principio no fue considerado como tal, termino siendo una tortura para los participantes en la muestra. 

 

Identificaban a los prisioneros con números, evitando llamarlos por su nombre, los enviaban constantemente a confinamiento solitario, los desnudaban, los obligaban a hacer flexiones, a dormir sobre el suelo, les ponían bolsas de papel sobre sus cabezas y los obligaban a hacer sus necesidades en baldes. 

 


La mañana del segundo día se desataron los problemas. Los presos decidieron crear un motín y arrancarse los gorros y los números que se les había asignado, haciendo que los guardias empezaran a crear medidas que iban más allá de los límites. 

 

Estrategia de Control 

Además de reforzar la vigilancia, emplearon extintores para alejar a los reclusos de las puertas donde se encontraban. Tras conseguir estabilizar el caos, las autoridades les quitaron la ropa, las camas, aislaron a los más rebeldes y empezaron con las humillaciones y vejaciones a todos.

 

Debido a la impotencia al no poder estar los nueve guardas vigilando a todas horas del día optaron por aturdir a los presos psicológicamente. Se les mezcló en las celdas tanto a cabecillas como a los que no se habían involucrado. 

 

Y se creó una «celda buena» en la que había uniformes y camas y los presos tenían unos mínimos de higiene. De esta forma, el desconcierto creció entre ellos ya que se pensó que algunos de los que se encontraban en las celdas eran espías o topos e informaban de los movimientos a los vigilantes. 

 

Los trastornos emocionales empezaron a surgir al tercer día, cuando uno de los presos tuvo un ataque de ansiedad de tal magnitud que se le dejó abandonar el experimento. Tras esto, y viendo el nivel emocional del resto de reclusos, se dejó una hora de visitas con familiares al día siguiente pero siempre bajo el control y la manipulación de los guardias. 

 

El quinto día empezaron los rumores de un plan de fuga por parte de los reclusos, que serían rescatados por alguien del exterior, por lo que se decidió esconder a los presos en un lugar diferente de la universidad a la espera de que llegaran las personas que iban a ir a rescatarles. 

 

 Después de preparan un minucioso plan, el rumor no paso de eso, se quedó en un rumor, por lo que el enfado y la frustración de los guardias se intensificó, y como reacción, intensificaron las vejaciones y castigos a los presos que a estas alturas habían perdido completamente la consciencia de saber que nada era real y que eran parte de un estudio. 

 

Habían perdido completamente la noción de quien eran y habían adaptado al 100% su papel de reclusos.

 

Resultados 

 

El sexto, y último día del experimento se les sometió a una serie de entrevistas en las que debían justificar por qué merecían obtener la libertad condicional para poder irse. 

 

Las reacciones de los presos dejaron asombrados a los psicólogos que allí se encontraban. La mayoría de ellos optaban a renunciar al dinero que se les pagaba por el estudio pero cuando se les mandaba volver a sus celdas, obedecían de manera ejemplar, ya habían asumido totalmente su papel y algunos incluso pensaban que necesitarían la ayuda de abogados para poder volver a sus casas, cuando realmente no tenían más que decir que querían abandonar. 

 

Tras esto, una huelga de hambre llevada a cabo por uno de los reclusos, y las reclamaciones de algunos familiares que llegaron a presentarse incluso con abogados reales en la «prisión», se decidió dar por concluido el experimento. 

 

La valoraciones que se realizaron posteriormente tanto de presos como de vigilantes fueron estas:

 

·         Los presos habían adoptado totalmente su papel, creyéndose culpables, sin dignidad, y sometidos a todo tipo de vejaciones. La unidad que mostraron los primeros días se rompió y terminaron todos como individuos aislados.

 


·         Los guardias también se habían mimetizado con su rol hasta tal punto de no reconocerse observándose en las imágenes que se les mostró después del estudio, y habiendo hecho un desorbitado uso del poder que se les había confiado. Todos doblaron turnos, trabajaron noche y día y ninguno de ellos pidió ni más salario ni mejores condiciones laborales, se entregaron 100% a la causa.

 

 Consecuencias de El Experimento

 

Lo que pasó después terminaría causando tanto shock que eventualmente inspiraría no una ni dos, sino tres películas (una alemana en 2001 y dos de Hollywood en 2010 y 2015) además de innumerables libros y artículos.

 

Razonamientos 

La conclusión de Zimbardo fue clara: la situación influye en la conducta humanay poner a personas buenas en un lugar malo las hace actuar mal o resignarse a ser maltratadas. 

 

Sin embargo, con el paso de los años empezaron a surgir muchos cuestionamientos a esta teoría de que todos somos potenciales sádicos o masoquistas. 

 

El principal cuestionamiento tuvo que ver con el rol que jugó el propio Zimbardo, quien durante el experimento actuó como el "superintendente" de la cárcel y habría aconsejado y alentado la actuación de los "guardias". 

 

Pero a pesar de la controversia, Zimbardo, quien cobró gran notoriedad y hoy es considerado una eminencia en su campo, sigue manteniendo que su estudio fue una adición muy valiosa a la psicología y que sirve para entender fenómenos como los abusos cometidos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib. 

 

"(El estudio) nos dice que la naturaleza humana no está totalmente bajo el control de lo que nos gusta pensar como libre albedrío, sino que la mayoría de nosotros podemos ser seducidos para comportarnos de una manera totalmente atípica con respecto a lo que creemos que somos", le dijo a la BBC.

 

Resumén:

 

Conclusiones de  Philip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford:

"Si te pones una máscara el tiempo suficiente, pierdes la identidad y te conviertes en la máscara".

Al finalizar de manera precipitada el experimento, se entrevistó a todas las partes:

 

- Los presos dijeron que a los pocos días ya no recordaban que eran estudiantes que no tenían por qué someterse o sentirse culpables. Tan sólo eran un número, nada quedaba de la persona que días antes se había presta con entusiasmo a lo que parecía un inocente juego de rol.

 

- Los carceleros se asustaron al ver en lo que se habían convertido. Nunca creyeron que fueran capaces de dar rienda suelta a comportamientos tan sádicos (desnudaron a los presos, les ataron los pies, humillaron, insultaron, cubrieron sus cabezas con bolsas...)

 

- El mismo Zimbardo, al ver las imágenes, se dio cuenta de que se había convertido en el alcaide, paseando orgullosamente erguido, con las manos entrelazadas a la espalda, con el mismo gesto altivo que tantas veces hemos visto en personajes que se consideran superiores al resto.

 

Fuente:   Blog.jobandtalent     Tekcrispy  
BB
C Mundo
   Huffingtonpost.es/