El caso de Alyssa Bustamante

Antes de cometer su terrible crimen, esta joven pedía a gritos que la ayudaran porque ya no podía contener a su demonio interior...pero nadie la escucho. 

De haber sido atendida a tiempo, no solo se habría evitado el asesinato de la niña Olten, sino que a Alyssa se habría rescatado antes de caer en el oscuro abismo de los pensamientos que la atormentaban.

Todos tenemos la responsabilidad de, si notamos señales que indican que alguien está pidiendo auxilio, ya sea familiar, amistades o desconocidos, tomar cartas en el asunto inmediatamente


Quién era Alissa Bustamante

Con tan sólo quince años de edad, esta adolescente cometió unos de los crímenes más atroces que se recuerdan en la historia negra de norte américa. Todavía hoy se utiliza este caso como debate sobre la responsabilidad penal de una menor claramente inestable con extremas patologías psiquiátricas, y que incluso en los días previos al crimen le habían aumentado la dosis de fármacos en su tratamiento. 


Aunque en Europa y Sudamérica no tuvo la trascendencia que en Estados Unidos, sobre todo porque no son pocos los casos con ciertas similitudes que tenemos dentro de nuestras propias fronteras; este caso es muy especial debido al uso que Alyssa hacía de las redes sociales. 

Y especialmente a que se ha convertido en una especie de estrella top a lo Charles Manson en internet, que despierta el interés de jóvenes inestables que le mandan cartas de amor o admiración a la cárcel donde se encuentra encerrada. 
Alyssa Dailene Bustamante nació el 28 de Enero de 1994 fruto de una relación entre adolescentes con problemas de drogas y conductas antisociales. Abandonada por su madre y con un padre con grandes periodos de tiempo encerrado en la cárcel, pasó su infancia con su abuela. 

Una señora mormona a la que le resultaba tremendamente difícil seguir el ritmo de atención y protección que una niña de edad tan temprana requiere. Eso sí, su abuela, una buena y fervorosa creyente y sirvienta de Dios, se encargó que Jesús no faltara en su vida, la llevaba todos los domingos a misa. Pero se ve que no fue muy efectivo...

Su actividad en facebook era continua y proclive a los autorretratos, los famosos selfies. Al principio alegres, naturales, inocentes. Era socialmente bien considerada entre el resto de jóvenes de su entorno, aunque a veces era tachada de excesivamente creativa y extravagante. De estética y gustos musicales emo, nada la alejaba de una adolescente corriente de una pequeña localidad de Missouri. 

Pero sus estados de ánimo se fueron volviendo frenéticos, violentos, extremos. Sombría, misteriosa y callada por momentos. Un infierno que se inició a los 13 años con autolesiones. Comenzó infringiéndose cortes en los brazos con una cuchilla de afeitar de manera habitual. 

Después, un intento de suicidio por sobredosis de pastillas fue el desencadenante para que su familia decidiera tomar cartas en el asunto. 

Fue tratada con prozac, pero su conducta no mejoraba. Se le diagnosticó depresión y bipolaridad. Sufría episodios de extrema euforia y alegría, que en pocas horas se convertían en profunda tristeza, apatía y actitudes violentas.

Muy conocido y popular es el vídeo que alojó en su canal de youtube llamado "Okamikage" que en japonés significa la sombra del lobo, donde convencía a dos de sus hermanos pequeños a sostener entre sus manos una valla electrificada para contener el ganado. 

Al archivo, Alyssa lo nombró como "Idiotas electrocutados por cerca eléctrica" El vídeo acaba con los dos pequeños retorciéndose de dolor en el suelo y la risa de ella de fondo.

Y así transcurrían sus días, entre poses y frases devastadoras en las redes sociales. En ellas, en su perfil, se definía así misma con las palabras "Me gusta cortarme y matar". Hizo de la provocación, su manera habitual de comportarse. "No estoy loca, sólo estoy enfadada". 

Sin ninguna capacidad de soportar la frustración cotidiana de la vida, era habitual que se molestara con amigos, compañeros, profesores, familia, todo el mundo parecía importunarle si estaban en contra de su particular visión del mundo. 

Se autolesionaba con mayor frecuencia y lo mostraba con orgullo. Las primeras relaciones amorosas, no hizo sino tensionar e incrementar toda su ansiedad y sus desordenes psicológicos. Poco a poco se fue haciendo más antisocial. 

Fuera de control

Exhibía abiertamente su odio e intolerancia y un nulo control sobre sus deseos. Llegó el día en que comentó a una de sus mejores amigas que ansiaba saber que se sentía al matar a alguien. 

Aquellos que tuvieron conocimiento de aquellas palabras, pensaron que era una bravuconada más de Alyssa. Nada que tener en consideración. ¿Quién iba a creer que una joven de tan solo 15 años de edad, llevaría a cabo un asesinato sin motivo? 

La realidad es que comenzó a urdir un plan poco inteligente, desorganizado, sin temor a las consecuencias, con una burda coartada fácilmente desechable por cualquier investigador competente. La mente de Alyssa estaba ocupada exclusivamente en satisfacer su impulso homicida.

En el barrio de St. Martins, a poco menos de un kilómetro de distancia de la misma joven que la asesinaría, vivía Elizabeth Olten. Una pequeña de nueve años de edad que jugaba habitualmente con la hermanastra pequeña de Alyssa. La escogió como víctima por lo sencillo que le sería llegar hasta ella, y porque representaba todo lo que odiaba. Inocente, aniñada incluso para tener nueve años, cándida, tierna y amable en el trato con los demás, todavía dormía con la luz encendida por miedo a la oscuridad. 

El 21 de Octubre de 2009, Alyssa Bustamante puso en marcha su sangriento plan. Cuando la pequeña Olten regresaba caminando a su casa, la llamó a su móvil para que se encontrara con ella en un camino detrás del bosque que solía utilizarse en la zona como atajo. Con la promesa de un regalo, la engatusó y convenció para que acudiera a la cita. Cuando se encontraron, caminaron juntas durante un corto trayecto. 

Alyssa se colocó detrás, y la golpeó brutalmente en la cabeza. La pequeña aturdida pero consciente, cayó al suelo. La adolescente aprovechando su superioridad física, se sentó a horcajadas sobre su víctima inmovilizándole las extremidades, estrangulándola hasta que la pequeña Olten se desmayó. 

Alyssa llevó entonces su mano hasta el bolsillo trasero de su pantalón de donde sacó una navaja con la que degolló el cuello para asegurarse de su muerte. Allí, con el suelo cubierto de rojo, Se quedó observando y escuchando los agónicos estertores de Elizabeth Olten mientras se desangraba y ahogaba con su propia sangre.

Cuando las pistas llevaron a los investigadores hasta Alyssa y consiguieron una orden judicial para inspeccionar su hogar, encontraron entre las pertenencias de la joven, un diario personal que intentó emborronar y eliminar la anotación de la fecha del crimen. Expertos en criminalística forense y caligrafía consiguieron recuperar el texto. 

Escribió «Acabo de matar a alguien. Los he estrangulado y cortado la garganta y apuñalado, ahora están muertos. No sé qué se siente en este momento; Es increíble. Tan pronto como lo hice tuve un sentimiento de "no puedo hacer esto" que era bastante agradable. 


Ahora estoy un poco nerviosa y temblorosa. Me tengo que ir a la iglesia ahora... jajaja.» 


Todavía hoy se desconoce por qué Alyssa habla en plural y por qué había excavado otra tumba junto a la de la pequeña Olten que cubrió con piedras y maleza. 

La condena

En un principio y pese a que las pruebas en su contra eran contundentes, Alyssa se declaró inocente. Al ser juzgada como adulta, cambió su declaración por culpable para poder llegar a un acuerdo y conseguir la sentencia por homicidio en segundo grado y así evitar la pena de muerte. 


Durante el juicio se comportó de manera fría, sin sentimientos aparentes y distante durante todo el proceso. Parecía una muñeca de cerámica. El único momento en que rompió su silencio, fue para dirigirse a los padres de la víctima, pedir disculpas y mostrar arrepentimiento. 

Algo habitual que los reos hacen cuando tienen oportunidad. Los abogados defensores lo promueven para fomentar la simpatía del juez y jurado con el acusado confeso. El 17 de Noviembre de 2009, Alyssa Bustamante fue condenada a cadena perpetua con posibilidad de revisión y libertad condicional a los 35 años. 


Según algunos expertos conocedores del tema, tiene muchas posibilidades que se la concedan debido a la temprana edad que tenía cuando cometió el asesinato. Si a esto añadimos que según su psiquiatra, sufría de varios trastornos serios y de gravedad que la impedían ejercer un normal control sobre su vida, acciones, y apetencias enfermizas; muy posiblemente caminará por las calles de Missouri en el 2044. 

Existen voces preocupadas por la vida que está desarrollando en la cárcel. No muestra arrepentimiento alguno. Es bien considerada por las reas más peligrosas, y que al igual que ella cumplen condena por delitos de asesinato. Ha renunciado a recibir tratamiento psicológico o psiquiátrico de ningún tipo.